viernes, 1 de junio de 2007

RINCONES ZARAGOZANOS

ALJAFERIA

Palacio literario por excelencia, pues fue corte de los Beni Hud, que favorecieron las artes y las letras. El rey poeta que lo edificó le dio el nombre de Qsar al Surur o Palacio de la Alegría, y el principe Abulfeda, nacido en Damasco, en 1273, en su “Crónica Universal”, escrita hacia 1329, habla de Sarakosta con estas palabras: “Es la capital de las ciudades fronterizas de más alto rango. Es Medinalbaida, tiene suelo bueno, y se encuentra rodeada de huertos que parecen de esmeralda y en ella se encuentran cuatro rios que dan vida y animación a sus jardines incrustados de pedrería. Es ciudad primitiva, y entre sus lugares de recreo están el Palacio de la Alegría y el Salón de Oro. La torre del homenaje del posterior palacio cristiano, la llamada “del trovador”, entró en la literatura, y en la música, de la mano de García Gutiérrez y Verdi.

ARCO DEL DEAN

El poeta Emilio Carrere lo convirtió en literatura: “Arco del Deán: rincón/ de la vieja Zaragoza/ lleno de melancolía/ y de añoranzas remotas (...) ¡Arco del Deán, rinconcito/ de poesía evocadora;/ paz provinciana, silencio/ donde se duermen las horas!”.

CASA SOLANS

Como el Taj Majal, la casa Solans fue construida por un hombre enamorado para su amada esposa. Sin embargo, la mala fortuna quiso que aquel hombre, el industrial harinero Juan Solans, falleciera antes de ver el edificio terminado y su inauguración coincidiese con su propio velatorio. Desde entonces 8era 1921), su viuda, Rafaela AISA, fue la dueña solitaria de la casa. Tras su muerte (1960), el edificio de la Avenida Cataluña de Zaragoza fue cayendo en desuso hasta amenazar ruina.
Después de casi seis años de obras, el Ayuntamiento ha recuperado este año (2006) este hermoso palacete modernista. La arquitecta Úrsula Heredia ha devuelto el esplendor al trabajo de su creador, el zaragozano Miguel Ángel Navarro. Hoy, a falta de algunos detalles y el mobiliario, está listo para convertirse en sede del Secretariado del Agua de Naciones Unidas.
Los magníficos mosaicos del suelo, que en su mayoría imitan alfombras. Los rostros del rico artesonado de la entrada. La enorme sala que antiguamente fue un oratorio. La que fuera la habitación de la dueña de la casa o de su mirador de inmejorables vistas. Un lujo para los sentidos.
La fachada principal del edificio, la que da a la Avenida de Cataluña, fue engalanada con los mejores detalles. Allí se pueden ver los cuatro signos del zodiaco que coinciden con los meses en los que se inician las estaciones.
Por dentro y fuera, en el edificio se encuentran singulares dibujos realizados en cerámica. No en vano, se la conoce como la “Casa de los azulejos”. Algunos son simplemente ornamentales y otros son escudos de los Aísa – Asín.
En la habitación de la señora se observan molduras de flores y un recargado techo en el que destacan los dorados. El color de las paredes ha intentado ser fiel al original, aunque menos intenso.
La presencia de la mujer a la que fue dedicada la casa por su marido, Juan Solans, es omnipresente por todo el edificio. No sólo aparecen varias veces los escudos familiares de Rafaela Aísa, sino que puede verse, repetido tres veces sobre los marcos de las puertas del hall, el rostro de la “señora de la casa”.
Cuando se construyó la casa, en todas las ventanas había vidrieras que representaban escenas relativas al uso de las habitaciones. Ya no se conservan.
Muchos de los mosaicos que se han podido restaurar imitan las alfombras mediante pequeñas teselas. Para encontrar baldosas similares a las que había en origen en el edificio, se han tenido que importar desde las fábricas de Túnez.

CENTRO MERCANTIL, INDUSTRIAL Y AGRÍCOLA

El Casino Mercantil se sitúa en el solar que ocupó anteriormente el palacio de don Juan de Coloma, secretario de Fernando el Católico. La fachada, realizada en 1912 en Coso, 29, por Francisco Albiña, es una de las más representativas del Modernismo tardío zaragozano. Se divide en tres pisos flanqueados por miradores, en los que destaca la abigarrada decoración con motivos naturalistas. Todo el conjunto se remata con una terraza con pérgola y un torreón lateral que rompe la simetría. En el interior destaca el programa decorativo del Salón Rojo y del restaurante, así como el vestíbulo y la escalera principal. Hay que destacar la actividad cultural que se desarrolló en este centro en la primera mitad de nuestro siglo. En sus salones se reunían artistas, escritores, periodistas y críticos en animadas tertulias.Desde 1984 espera ser declarado Bien de Interés Cultural.
Hoy es sede de Cajalón.

PALACIO DE LARRINAGA

No fue palacio, aunque sí un edificio palaciego. Fue, en realidad, un testimonio de amor, y por ello uno de los espacios más literarios de la ciudad, que está esperando quien lo novele. Reune una biblioteca sobre Goya, un gran archivo documental digitalizado y el Patronato Cultural de Ibercaja.

PARQUE DE MIGUEL PRIMO DE RIVERA

El Cabezo de Bellavista, desde el que Mariano Baselga relató sus cuentos aragoneses, al que hoy pretenden llamar parque Grande, concentra, como un almacén de antigüedades, mucha obra escultórica que el progreso urbanístico ha hecho incomoda en la ciudad: allí está el Neptuno de la vieja plaza de España; el monumento conmemorativo de la Exposición Hispano – Francesa de 1908, con su particular homenaje a Basilio Paraíso; bustos diversos y hasta la fuente multicolor que un día fue atracción urbana en la plaza de Paraíso. Presididos por Alfonso el Batallador, el gran parque zaragozano guarda algunos referentes literarios: bustos de Joaquín Dicenta y Eusebio Blasco, un monumento dedicado a Luis López Allué y una glorieta dedicada a Ruben Dario.

PLAZA DE ARAGÓN

ES curioso que una ciudad que tan escasa relevancia da a sus escritores haya dedicado su más solemne plaza, la que lleva el nombre de Aragón y en la que se levanta el monumento al Justiciazgo, a cuatro escritores: Mariano de Cavia, Julio Monreal y Ximenez de Embún, Marcos Zapata y Fernando Soteras “Mefisto”. Precisamente, en uno de los laterales del monumento al Justiciazgo se puede leer un fragmento de una obra de Zapata, “La capilla de Lanuza”: “Sol brillante fue la libertad de un tiempo...”.

POSADA DE LAS ALMAS

La tricentenaria posada ha sido citada en diversas novelas, por ejemplo en la de Pedro Mata “El hombre que se reia del amor” (1924). La Posada de las Almas que ve Pedro Mata no es ya en estas fechas el antiguo mesón de aire rancio: “La Posada de las Almas...apenas si conserva de su antiguo aspecto el portalón enorme, el inmenso zaguán empedrado con picudos guijarros, sobre los que descansan los carros, varas en tierra y la bolsa vacía colgando de la zaga; la vieja galería sostenida sobre recios pilares, llena de cuerdas con ropas a secar. En cuanto se traspone la escalera la poesía desaparece, nada queda en el piso que recuerde el viejo mesón. Todo está limpio, pulcro, pintado, muy moderno. Hay lámparas eléctricas, percheros de tres pies, biombos, una gran pianola para solaz de la concurrencia y camareras vestidas como todas las camareras de todos los restaurantes.

TORRE DEL TROVADOR

La Torre del Trovador fue el escenario de una drama de García Gutiérrez, de igual titulo, que luego se utilizo como libreto para una célebre ópera de Verdi, “Il trovatore”. Está en el palacio de la Aljaferia.

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